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17 mayo 2020

FIESTAS DE DEA DIA.

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Nuevamente vamos a exponer lo que celebraban los romanos hace 2000 años. Hoy día 17 de mayo daban comienzo por tres días, 17, 19 y 20 de este mes, en otros años se celebraba los días 27, 29 y 30. Significaba “Diosa de la Luz” y era una arcaica divinidad romana de la Tierra, protectora de la agricultura, cosechas y campos, que hacía crecer las plantas en su seno. En esta ocasión aparece un colegio sacerdotal denominado “fratres arvales” los cuales iban las cabezas tapadas con la toga y coronados con unas espigas sujetas por ínfulas blancas. El ritual de este día, curioso por otra parte, era ungir la imagen de la diosa Dea Dia mediante aceite y perfume en su templo. A continuación, estos sacerdotes, no sabemos si los ayudantes también, lo más seguro es que no, se dirigían a un baño de purificación en unas termas. En ellas permanecían hasta el mediodía, pues la ceremonia empezaba por la mañana temprano. A continuación, parece ser que se dirigían al lugar donde se producía el banquete sagrado o “lectisternium” en donde se degustaban las primicias de las cosechas, por lo que entendemos que es un sacrificio incruento. Para Estrabón (Geografía, 5.3) era adorada durante la Ambarvalia, fiesta en honor de Ceres, a la que se asimilaba. Por eso, podemos ver algunos bustos como los de Antonino Pío y Lucio Vero con espigas como corona como sacerdotes arvales de Ceres. 

El día siguiente, el 19, acudía el magister arvalum al bosque sagrado, “lucus” de la diosa, donde se sacrificaban dos lechones y una vaca blanca. Tenemos constancia de esto de forma fidedigna gracia a las AFA, que son registros de este tipo de sacerdotes a la hora de realizar los sacrificios. El resto del “collegium” iba al mediodía a consumir las carnes del sacrificio y de una nueva inmolación, esta vez de una cordera (tengamos en cuenta que es una diosa, en femenino, por tanto, sus víctimas debían ser hembras). Después de este segundo banquete se dirigían al templo de Dea Dia a realizar una consagración vegetal de trigo, frutas, espigas, etc. que eran introducidas en una olla, la cual era arrojada por una ladera monte abajo hasta su ruptura, que sería enterrada o bien en el lugar de su fractura o guardada en el templo, se desconoce. Por último, los fratres arvales cantaban un “Carmen arvalium” y ejecutaban un “tripudium” es decir, un curioso baile a tres tempos para después elegir a cuál de ellos ocupaba el puesto de “magister” el próximo año. 

Ya, para el 20 de mayo, el tercer día de la festa, se repetían las ceremonias del primer día, añadiéndose regalos a los Hermanos Arvales.