El ARMILUSTRIO era una fiesta de purificación de las armas que se iban a usar en la campaña que se abría por estas fechas. Reunidas las legiones en el Monte Aventino eran revisadas, después de lo cual se ofrecía un sacrificio expiatorio por la prosperidad de los ejércitos y los celebrantes bailaban armados al son de las trompetas, que también son lustradas mediante ritos de limpieza y mantenimiento normal de las mismas (Festus, sv; Varro., De Ling. Lat., IV.32, V .3; Liv., XXVII.37).
Se realizaba el paseo de una suovetaurilia (toro, oveja y cerdo) alrededor del ejército (tengamos en cuenta que, en época bajo republicana e imperial, sería una pequeña representación de todo el ejercito romano, sin embargo, en la etapa monárquica o alta republicana, sería el ejército entero el que estaría en el Aventino).
La realización de las inmolaciones de la suovetaurilia las dirigía el flamen Martialis o sacerdote de Marte. Parece ser que se celebraban en un lugar denominado específicamente como Armilustrium, para realizar estos rituales, en el Monte Aventino (Liv., XXVII. 37, 4; Plut. Quaest. Rom., XXIII, 3). Lo que hoy sería, probablemente, al sur de la actual Basílica de Santa Sabina (iglesia preciosa, por cierto). Por donde las tropas pasaban por un camino llamado vicus Armilustri (CIL VI.802, 975, 31069) precedidos de los Salii que iban recitando “Mars nos protegat “.
Ya sabéis qué tenéis que hacer hoy. Limpiad vuestras armas, trompetas, y salid a luchar.