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22 abril 2020

LA FUNDACIÓN DE ROMA.

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Ayer se celebraba el día del natalicio de Roma, pero ¿Cómo fue fundada realmente? Como toda ciudad, debía de pasar por un rito religioso. En Roma, como se podría extrapolar a cualquier ciudad, se observaba el vuelo de las aves mediante la figura del augur. En el caso de Roma, los propios Rómulo y Remo ejercieron este papel, viendo Remo 8 buitres mientras que Rómulo fueron 12, de tal forma, que quien vio más, en este caso, sería el que determinará la fundación de la ciudad.

Una vez se ha observado, “contemplatio”, el vuelo de las aves, tanto su dirección como su altura, el cuadrado imaginario que ha trazado el augur en el cielo, denominado “templum”, se traslada a la tierra, justo en lo que sería el centro de la ciudad, dibujando en el mismo un cuadrado. En la intersección de las dos líneas se excava un agujero, que será el hoyo fundacional de la ciudad, donde, en muchos yacimientos correspondientes a ciudades romanas a lo largo del territorio se han hallado. En estos orificios, se depositaban alguna vasija con productos agrícolas de la zona, así como algún objeto que se quiera dejar de valor como una fíbula o algunos apliques metálicos o cerámicos. Seguramente, algunas telas (hoy descompuestas por ser material orgánico) y los restos de animales sacrificados para la ocasión. Todo ello se cubre y se solía poner encima la primera piedra de la ciudad. Posiblemente, en Roma, esta piedra fundacional sea el “lapis niger”, que estaba bajo el actual foro romano.

Pero para que se empiece a construir, tenían que delimitar la ciudad, "innauguatio” (de aquí viene la palabra inaugurar). Para ello, mediante el uso de dos bueyes blancos arrastrando un arado, se realizaba un surco, levantando el arado para las zonas que correspondiesen a las puertas, “delimiatio”, también se marcan las zonas públicas, sagradas y privadas.

Este surco, "sulcus primigenius", tras hacerse con el arado, seguidamente iba un augur, lo más seguro, con harina espolvoreándolo, purificando y delimitando religiosamente lo que se llamará, a partir de entonces, el “pomerium”, recinto sagrado de la ciudad. Tras todo este trabajo, se realizaba un sacrificio animal por cada zona delimitada, de tal forma que se sellaba religiosamente las zonas, vinculándolas con las divinidades, principalmente, la Tríada Capitolina, Júpiter, Juno y Minerva. Y por último, ya empezaba la labor de las “centuriaciones”, es decir, el reparto de tierras para la construcción de las casas, edificios, etc.

Todos ya sabemos que Remo, según el mito, cruzó este “pomerium” labrado por Rómulo. No lo mató porque fuera su enemigo, lo asesinó porque cruzó un recinto sagrado, dado que remo cometió sacrilegio, es decir, violación del objeto o elemento religioso. Lo religioso era aquello que estaba destinado, vinculado, relacionado con los dioses. Todo aquello que rompiera las formas de lo que se había construido o creado como sagrado debía expiarse mediante un sacrificio. Y dado que el sacrificio humano estaba presente en este momento, fue Remo el que fue utilizado como expiación sacrificial de su “pecado” cometido, el romper o saltarse el recinto sagrado.



Después se unificaron las tribus de las colinas alrededor de lo que es hoy el foro de Roma, desecando el lago central, etc. y dando lugar a la ciudad de Roma y su evolución, pero eso ya, amigos, es otra historia. Sin embargo, J. Cesar y Augusto se hicieron, sobre todo el segundo, nombrar como un segundo fundador de Roma, de ahí que aparezca en algunas monedas el arado y los bueyes.