FIESTAS DE LAS NEPTUNALIAS.
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En el día de hoy se celebraba en la antigua Roma las Neptunalias (Varrón, De lingua Latina VI.19). En el antiguo calendario, estos días estaban marcados como Nept. ludi et feriae, o Nept. ludi, de donde vemos que el festival se celebró con juegos. Eran unas fiestas en honor a Neptuno, divinidad del mar, para conjurar la sequía, en medio de la temporada de verano realmente cálida y seca de la antigua Italia, cuando los ríos eran bajos y el agua era muy escasa, los romanos buscaban la protección de Neptuno de las aguas y obras de riego. Para hacer esto, salieron a los campos y bosques y construyeron pequeñas chozas llamadas umbras (sombras) o tabernáculos (tabernáculos) de frondosas ramas de laurel (Horacio, Carmina, III. 28.1; Tertull., De Spect., 6). A la sombra de estas carpas naturales, harían un picnic al aire libre, bebiendo agua de manantial y vino para mantenerse frescos en estos calurosos días de verano.
La gente más rica podría sacrificar un toro blanco a Neptuno. Acampar durante la noche con fuegos para cocinar (compartiendo el toro con el dios) sería común, y el festival continuó al día siguiente. Honrar a Neptuno en este día aseguraría la lluvia para los cultivos y prevendría cualquier sequía. También se consideró que Neptunalia era un día propicio para comenzar nuevas obras de riego, que, a pesar del calor, eran más fáciles de construir en verano que durante otras estaciones más húmedas: los esclavos hicieron el trabajo pesado y arduo de todos modos. Durante esta fiesta se celebraban carreras de caballos, animal predilecto de Neptuno, junto con otros, como los hipocampos (mitad caballo mitad pez, delfines, etc.) así como competiciones marítimas.
Ciertamente esta festividad se celebraba en las zonas de costa mediterránea, tanto al sur de Hispania, Italia, Grecia, norte de África y oriente mediterráneo, por lo que la sequía suponía. Ya que en las zonas norteñas no tenían el problema de las sequías y no era lógico su celebración.
